Cuerpo de la abuela, barro seco, cuerpo de mi madre:
sé que no podré hallarme
en tu lengua extraña,
ni en pies cuyas voluntades peregrinan
En mi no hay agujeros de pared por donde huyan las arañas,
dentro de mi nadie habita.
Las capaz de mi piel anidan dentro de si semilla que no da fruto, y si acaso fructifica,
no hay destino que le espere.
levanto los ojos, los llevo a los picos de las montañas más altas aunque estén más
lejos de mi
que nada,
lejos de mi, el cuerpo que envejece llama, cuerpo hecho ceniza,
espasmo de avería,
pongo mi mano en el mismo lugar donde pusiste tu mano: sobre el incendio,
dibujo con ella el transito de las aves
me recuerdo en el día que esperaba la gota de agua que
vino del cielo,
mientras tanto en la iglesia, se aglomeraban las oraciones que no llegaron a él.
Cuerpo de la abuela: silencio.
Cuerpo de la abuela: dos pasos atrás cuando el sol toque los vértices de las paredes,
ese será el momento en el que Dios bendiga
mis exhalaciones.
Cuerpo de mi madre: antítesis.
Cuerpo de mi madre: dos pasos atrás cuando el sol desaparezca, será la noche, será
lluvia y su estruendo en la ventana,
gota a gota,
el jarrón más lleno.
Entenderé el mundo con su ensimismamiento,
y diré
estoy, estoy,
bajo la pesada capa de aire,
estoy.